LUIS MARTINEZ
Director Escuela de Chacarillas
Tenia a la razón 12 años y vivía en la mina del chivato, provenía de una familia profundamente católica y como tal y como siempre fuimos apegados a la iglesia de cuales le servíamos al padre Luiggi Scheavetto Baldo (Q.E.P.D.) Toda ceremonia religiosa era con nuestro curso y teníamos que hacer todo lo que el curita nos decía y obligados comulgábamos, incluso sin confesarnos y sin ayunar como eran las exigencias de la época. Pero Bueno, paso ahora a recordar estas historias que pude asimilar en carne propia y saber que con la edad no eran cuentos lo de la mina del chivato.
On sata
En cierta ocasión había misiones en Maule y yo como mi familia veníamos a estos actos porque de una u otra manera estábamos involucrados y una noche decidimos venir a las misiones. Era una noche de luna llena y no teníamos para llevar linternas (se llevaba un tarro con una vela adentro) las que dejamos escondidas por vergüenza como ustedes pueden comprender.
Asistimos al acto religioso y cuando éste terminó decidimos regresar pasada la medianoche, Mi padre con mi hermana y mi hermano y yo con mi madre y su hermano menor subimos al cerro “El morro”, en la muralla del cerro, se posó una gran mancha negra pegada a el , tenía la forma de un pulpo, por supuesto que esto nos asombró y nos dio mucho miedo. Mi padre que iba adelante se detuvo y nos hablo algo que siempre quedó grabado hasta hoy en mi mente. ¡ese es El diablo !..Exclamó con un fuerte vozarrón, mi madre dijo….”Hay que rezar el credo”. Y nos pusimos de rodillas y comenzamos a rezar y de repente de un momento a otro la mancha desapareció y se desplomó cerro abajo con un fuerte y estruendoso viento. En medio de esto se escuchó una gran sonrisa y mi padre dijo...” Y el diablo se rió,” Pasado el hecho seguimos caminando hacia nuestra casa en la mina del chivato a orillas del tranque, que durante el invierno acumulaba gran cantidad de agua y en verano servia para bañarse.
En otra ocasión similar veníamos de Maule y al llegar a unos eucaliptos se nos apareció un perro en medio de la oscuridad , parecido a mi perro Kaiser ,pero este lo hacia diferente porque al enfocarlo con la luz de las velas ( linterna de tarro ) le vimos los dientes y estos eran relucientes igual que su collar , no era mi perro ; mi padre lo llamó “Kaiser , Kaiser ” pero el perro se perdió en la oscuridad de la noche .
Cuando llegamos a la casa el Kaiser estaba amarrado tal como lo había dejado mi padre cuando salimos a Maule.
Puedo seguir contando historias, como la guagua que lloraba en las oficinas de la mina en las noches y no de invierno sino en cualquier tiempo, mi padre disparaba una vieja escopeta y la silenciaba y después sólo atinaba a decir...El diablo otra vez... “Nunca había rezado tanto en mi vida pero éramos profundamente católicos.
Viví en la mina toda mi feliz infancia siendo pobre, pero inteligente .Pero no quiero hablar de mi quiero seguir en lo que la mina del chivato era para mi, esa época dorada con sus misterios.
En otra oportunidad, teníamos un vecino a cinco cuadras de nombre Raúl Quevedo, que ya ni vive y el nos invitó una noche a su casa; tomamos onces y luego vino la comida y la tradicional conversación entre adultos y los niños a acostarse , cuando mi padre se asomó por la ventana y vio una luz por la falda del cerro que rodeaba el tranque y la luz parecía la luz de una lámpara a carburo y nos llamó “miren nos dijo ; Nos dio susto y dijo. “Esta debe ser la luz de un entierro” (cosa que yo no sabia) Don Raúl le dijo a mi padre : don Lucho ….Sigámosla , mi padre dijo , bueno , pero al final ninguno de los dos fue capaz , sino que todos los que estábamos seguimos desde la ventana el recorrido de la luz , hasta que se puso en una mata de litre que había allí y luego se apagó .
Concluyeron que mañana irían a verla y nos fuimos a nuestra casa.
Al otro día muy temprano después del desayuno, llevamos un hacha, un cuchillón y un chuzo, mas la escopeta y seguimos el camino que anterior llevó a la lucecita. Hasta que llegaron a la planta de litre y cortamos el árbol, cavamos los 4: Mi Hermano y yo, el vecino y mi padre. Una vez cortado cavamos un hoyo ¡imagínese lo que encontramos! …¡ un tesoro enterrado ! no, sino una olla de porcelana antigua y al destaparla encontramos un zapato de guagua y harta arena fina como de río….Eso era el entierro y mi padre nos dijo;…Otra el vez el diablo se rió….
Esta leyenda para mi ya no será tan leyenda…fueron y serán verídicas pues las viví en mi infancia.
Yo no tuve tiempo para otra cosa que no fuera en la escuela de Maule Hasta 6° año básico, pues ahí terminaba la educación primaria, que para asistir a clases debía hacer 4 viajes desde la mina a Maule. Siempre fui buen alumno y para relatar la historia de mi vida necesitaría escribir un libro, pero por ahora quise relatares un poco de mi duro pasar por esta vida, al cortarles anécdotas de mi pueblo Maule, tengo muchas mas tales como; El chivato con cachos de oro que solía aparecerse por las noches, pero yo nunca lo vi.
El Chuchunco , pique minero de grandes tradiciones ,el sector de la mina del litre , el bajo de moya etc.
Como así las anécdotas del burro “el pancho “ espantadizo animal que cada vez que lo montaban, me botaba, pues era duro de domar y para colmo nunca logré domarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario